Decir no puede parecer simple para muchas personas, pero no lo es. Para la mayoría, decir estas dos letras implica un esfuerzo muy grande, un sentimiento profundo de culpabilidad, remordimiento e incluso estrés y frustración. Sí, solo dos letras pueden provocar todo ese aluvión en nuestro interior.
El entendimiento de nuestro propio yo, el establecimiento de límites y el refuerzo de nuestra seguridad y el acompañamiento de un coach personal son métodos ideales para poder trabajarlo. ¿Te sucede? ¡Conozcamos más del tema!
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La culpabilidad en psicología al decir no
Hay muchos sentimientos implícitos en estas dos letras tan dolorosas para muchos. También hay mitos relacionados o falsas creencias que uno mismo va desarrollando en su interior. ¿Estás en esa situación? ¿Qué razones puede haber para sufrir por ello?
- No querer entrar en un conflicto: decir no, para muchos, es sinónimo de conflicto. Llevar la contraria a lo que se solicita puede implicar un malestar con nuestro interlocutor. Es cierto que no decir esta palabra evita un conflicto, pero a un alto precio.
- No ser grosero: no es no. Punto. No implica groserías, sino necesidades personales.
- No ser amable: en muchas ocasiones, quien no dice estas dos letras, cree que está actuando correctamente para parecer amable y estar en conjunción con el grupo. El problema es que limita su propio deseo y antepone el del otro.
- Cerrar puertas: es uno de los sentimientos más comunes. Decir eso es, para muchos, sinónimo de cerrarse puertas en las relaciones personales, en el trabajo o en cualquier otra actividad del día a día. Nada más lejos de la realidad.
Aparentemente, si tenemos claras estas razones, podríamos cambiar a decir no de manera rápida. Pero, aquí nos surge otro problema: ¿La solución solamente es decirlo? No, porque si no trabajamos en nuestro interior, decir estas dos letras positivas pueden crear también frustración y profundo sentimiento de culpabilidad. Es ahí donde la figura de un coach es determinante para aprender a decir no. Nos ayudará a hacerlo reforzando a la vez nuestras decisiones, autoestima y deseos.
¿Por qué debes decir no?
La culpabilidad en psicología al decir esta palabra nos limita. Para empezar a practicar no sentirnos mal debemos tener claro que se trata de un proceso. Necesitamos acompañamiento profesional y, por supuesto, un periodo de evolución o adaptación para resolver las situaciones. Eso, sin tener en cuenta el juicio u opinión de los otros. No es sencillo, pero posible.
El no también debe trabajarse dentro de una acción: la asertividad. Es importante que esas dos letras no vengan acompañadas de mal humor o dureza. Si es así, podríamos de nuevo entrar en esos miedos o consecuencias que creemos que pasarán al decirlo. Así, decirlo de manera amable, adecuada y directa es la mejor solución.
Cuando lo decimos así, el receptor lo toma de una mejor manera. Eso implica que creamos que no fue egoísta lo que dijimos y que estamos respetando nuestros deseos.
Formas para negarnos sin colapsar
Hay algunas formas y soluciones para decir las dos letras mágicas sin colapsar ni sentirte mal por ello. Todas forman parte de un proceso, digamos, sanador y reforzador de tu propio yo interior. Aquí te dejamos algunas de ellas:
- Decir no, pero…: sí, podemos decir la palabra, pero también es justo que demos una explicación del porqué. Así, nuestro interlocutor entenderá el motivo, la justificación y es más probable que respete esa decisión. Es parte de la asertividad.
- Aplazamiento de la palabra: trabaja en cómo decirlo. Para ello, muchos necesitan algo más de tiempo. Por eso, no está mal que aplaces un tiempo decirlo. Así puedes esforzarte en entender el porqué y armarte de valor.
- Positivismo: comienza por algo positivo antes de decir no. Puede sonar incongruente, pero nuestro cerebro está confeccionado para captar lo positivo por encima de lo negativo. Especialmente cuando es lo primero que se dice en la frase. Ejemplo: me gustaría, pero no puedo.
- Empatía: piensa en cómo te gustaría que te dijeran no a ti. Haz lo mismo.
- Sé claro y directo: No, así de simple. Decir no puedo es dejar la puerta abierta. Si no es lo que quieres, entonces no lo hagas. No olvides que se puede ser rotundo respetando siempre a tu interlocutor.
- Acompáñate de un coach: sin duda, lo mejor que puedes hacer es tener un acompañamiento profesional que ayude a reforzar tu interior. Un aliado como este acelerará tu proceso de mejora interior, interlocución y eliminación del sentimiento de culpabilidad asociado a la negación. Mediante prácticas y diferentes sesiones, la evolución que tendrás estará amparada por un profesional acostumbrado a este tipo de situaciones.
Aprender a decir no es posible y deseable para mejorar nuestra seguridad respetar nuestros deseos. Yo, David del Molino Tello, soy coach personal con más de 15 años de experiencia en el trabajo interior. Gracias a mi experiencia y tu trabajo interno, la culpabilidad que implica decir no puede ser algo pasajero.
Confía en los conocimientos que puedo ofrecerte y contáctame para ponernos manos a la obra.